lunes, 30 de julio de 2012

Un fin de semana inusual

Imaginarse como podría ser un fin de semana, sin ningún tipo de conexión  a las redes sociales, correos, twitter o al menos a una escasa señal te televisión por cable, para supuestamente estar enterado de los acontecimientos que pueden tener relevancia, puede resultar como una extraña pesadilla del siglo XV donde la información no era lo más necesario e indispensable que le preocupada a la sociedad.

El viernes luego de llegar de la agencia donde trabajó, me encontré con una terrible noticia qué para rematar aquella semana, por una equivocación de la empresa de televisión al revisar la conexión de cable en mi casa, cortaron la que debía ser la red de el apartamento que queda justo un piso arriba del de nosotros, y ¡ó! sorpresa, que teníamos que esperar hasta la semana entrante para poder hacer el reclamo. Hecho que aquél viernes causo un poco de indisposición en mi casa, pero se resolvió fácilmente al comprar algunas películas para reemplazar los programas habituales, y seguido de la maravilla de estar conectado todo el tiempo al Internet. (Eso sucedió aquélla noche)

Sábado en la mañana, todo transcurría normal como los otros fines de semana, exceptuando aquella falta de televisión que queríamos ignorar y tratar de llevar una vida normal, pero luego de que todos estuviéramos despiertos y de haber desayunado en familia, uno de mis hermanos soltó otra noticia que nos cayó como un gran baldado de agua fría, habían cortado el Internet y con ella el teléfono local...

Luego de unos momentos de discusión, sobre que podía haber sucedido con aquélla factura que indiscutiblemente no se había pagado, llegamos a la conclusión de que estaba extraviada y de que naturalmente por un descuido de cada uno de nosotros en la casa, se nos olvidó pagar la factura del teléfono y el Internet.

Lo mejor que nos pudo pasar durante todo aquél fatídico fin de semana, fue reencontrar otras opciones en que gastar nuestro querido tiempo, la necesidad a estar todo el tiempo ocupado, pensando en cosas que hacer, es una cosa que mi mamá nos inculco desde muy pequeños, pero luego de mucho tiempo cada uno decidió gastar su tiempo en casa necesidad propia. Pero este sábado y domingo la situación fue diferente, escuchar un clásico de el deporte colombiano por radio, era una cosa que solamente veía a mi papa hacerlo, crear un torneo de ortografía entre mi papa, mi hermana y yo, donde la jueza era mi mami, fue mas divertido de los esperado, o ver mas por tres veces una película, con cada uno de los miembros de mi familia que tampoco soportaba la falta de tecnología en mi casa, fueron cosas que nos pusieron a pensar que no es tan desagradable aquella falta de comunicación.


Sin embargo, esta mañana al llegar a mi oficina, lo primero que hice fue entrar a revisar cada una de mis cuentas junto con un correo de uno de los periódico nacionales que envía cada mañana los hechos mas importantes sucedidos.

Una gran experiencia pero la verdad no quisiera repetirlo, si bien es cierto la pase mejor de lo que esperaba, creo que ya no es el momento de estar desinformado, y los espacios para mejorar la relación familiar se deben buscar, sin sacrificar las facturas extraviadas que quedan sin pagar.



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